¡Qué extraños trabajitos, o chapuzas, inventan los jóvenes para buscarse la vida! Desde pasear perros a domicilio (o «acogerlos» durante la ausencia de sus dueños), hasta hacer encuestas callejeras o acondicionar una furgoneta para vender perritos calientes en la playa (una auténtica empresa de «restauración»), todo son buenas ocupaciones (aunque algo inseguras y «agitadas») para ganarse unos euros...
 
		             
                                                            
                    
                                        
                    
                                
                 
                        
            
                        
         
                        
            
                        
         
                        
            
                        
         
                        
            
                        
         
                        
            
                        
        