La espectacular e inédita manera de encender el fuego olímpico en el estadio de Montjuich marcaría el inicio del período más brillante de toda la historia deportiva de nuestro país. Si en aquel momento un ciclista español estaba a punto de ganar su segundo Tour, otro, dos días más tarde, iba a conseguir la primera medalla de oro para acallar a quienes pensaban que se avecinaba una nueva edición del decepcionante Mundial de España. Al día siguiente, un nadador ganaría la segunda; luego, el oro, la plata y el bronce serían el complemento natural de los uniformes de nuestros representantes en diversos deportes: judo, vela, tiro con arco, hockey, fútbol y atletismo. En total, se obtendrían 13 medallas de oro, 7 de plata y 2 de bronce, amén de 41 diplomas de finalista. Ante tan excelente cosecha, algo que superó los cálculos más optimistas, cabe preguntarse si todo fue producto de la suerte y de la ventaja que proporciona el «jugar en casa», o, por el contrario, no fue más que la consecuencia lógica de una concienzuda planificación. Objetivo: medallas olímpicas describe las acciones emprendidas por los organizadores y profundiza en las causas del éxito deportivo en Barcelona ' 92. Pere Escorsa y Ramon Maspons analizan los aspectos organizativos -objetivos precisos, organización sencilla y eficiente, financiación adecuada, utilización de las tecnologías más avanzadas, etc.- que hicieron que pasáramos a la historia del olimpismo como el mejor país organizador de unos juegos. Una empresa que, como señala Juan Antonio Samaranch en el prólogo, contó con el apoyo de todo un país con la Familia Real a la cabeza.