Derrotado el socialismo en su ingenuo pulso con el capitalismo americano y debilitado el modelo de economía social de mercado, los hombres actuales parecen haberse quedado sin norte en la organización de sus actividades. Solo parece haber una estrella a la que mirar en el firmamento de la economía. Esta nueva estrella, como la de los reyes magos de la antigüedad, se posa sobre el mercado. Al mercado se le ha revestido de características mesiánicas: él trae la salvación de los hombres. Del mercado se puede y debe esperar la solución de los enormes problemas que se nos van acumulando al final del siglo XX. Al mercado se le atribuyen unos poderes enormes. Pero el mercado no es la realidad o instancia última de referencia en la sociedad. No puede ser el criterio supremo de racionalidad en la organización de cosas materiales. Ni su funcionamiento es la garantía de que la sociedad use sus recursos de la mejor manera posible. Las crisis monetarias recientes en países que han abrazado el fundamentalismo del mercado ?México, Rusia, Corea del Sur, Indonesia, Brasil, etc.? muestran que el mercado, dejado a sí mismo, también puede causar destrozos.
Este libro trata simplemente de desmitificar al nuevo mesías; de quitar a ese rey de pacotilla los falsos ropajes, mantos, capas, joyas y armaduras con que el neoliberalismo dominante le ha vestido para dar cobertura a la orgía del capital financiero internacional. Pretende dejarle desnudo a la vista de todo ser humano bien pensante y sentiente. Desnudarle no es condenarle a muerte sino mostrar lo que tiene debajo de lo que aparenta. El mercado desnudo también tiene cosas buenas, pero en proporciones razonables, y cosas malas, como toda criatura humana.